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De 864 mil adultos mayores en 1964 a más de 7 millones en 2024: Colombia se enfrenta a un futuro con menos jóvenes y más personas mayores

Con la natalidad y fecundidad en descenso a lo largo de seis décadas, se supondría que la población también debería presentar una disminución. Sin embargo, en Colombia esto no ha sucedido, ya que la población ha continuado en un aumento progresivo. Según el censo del DANE de 1964, la cantidad de personas en el país era de 17.7 millones, mientras que para 2024, según proyecciones del mismo DANE, se espera que alcance los 52.7 millones. En estas seis décadas, la población ha crecido en 35 millones de personas, lo que demuestra que, a pesar de la reducción en el número de nacimientos, la población no ha parado de crecer.

 

La gráfica a continuación ilustra este incremento poblacional desde 1964 hasta 2024, mostrando cómo el número de habitantes ha pasado de 17.7 millones a más de 52 millones. Este fenómeno resalta un cambio significativo en la estructura demográfica del país, donde factores como el aumento en la esperanza de vida y el crecimiento de la población adulta mayor han jugado un papel crucial en el crecimiento de la población.

Con el aumento de la población, también ha crecido considerablemente un grupo etario que se vuelve cada vez más relevante: el de las personas de la tercera edad. Según la definición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una persona de la tercera edad es aquella que supera los 60 años, criterio que Colombia también ha adoptado. En 1964, este grupo apenas sumaba 834 mil personas, lo que representaba el 5% de la población. Para 2022, ya se contaban más de 7 millones de personas mayores de 60 años, es decir, aproximadamente el 13,5% de la población de ese año. Según proyecciones del DANE, para 2024, la cifra se elevará a 7,8 millones, lo que haría que este grupo etario representa el 14.8% de la población total.

Este incremento en la población mayor a los 60 años podría deberse a un mayor acceso a servicios de salud y a mejores condiciones de vida en general. Además, está ligado a un aumento en la esperanza de vida, que hoy se sitúa en un promedio de 77 años (80 años para las mujeres y 74 para los hombres). En comparación con 1964, cuando la esperanza de vida era de apenas 59 años (61 para las mujeres y 57 para los hombres), se observa una diferencia significativa, especialmente en el caso de las mujeres, lo que refleja una mejora notable en la calidad de vida a lo largo del tiempo.

La siguiente gráfica ilustra ese crecimiento en la esperanza de vida en Colombia a lo largo de las últimas décadas, diferenciando entre hombres y mujeres, así como el aumento en la población de adultos mayores (personas de 60 años o más). La esperanza de vida pasó de estar en un promedio de 59 años en 1964 a 77 años en la actualidad. Este avance, junto con la disminución de la mortalidad, ha contribuido al incremento sostenido en el número de personas mayores en el país, quienes hoy representan una proporción significativa de la población total.

Para el profesor Restrepo, una mayor esperanza de vida es otra manera de medir el progreso de una sociedad, pero también conlleva un cambio significativo en la pirámide demográfica con el paso del tiempo. “La pirámide demográfica pasó de tener la forma de un triángulo con una base amplia, a tener, en la actualidad, una base más reducida y una cúspide más ampliada debido a la mayor cantidad de personas que han llegado a una edad avanzada”, menciona en relación con los cambios presentados en la estructura poblacional. Restrepo añade que este cambio demográfico también está estrechamente relacionado con la tendencia actual de los proyectos de vida que se enfocan en vivir la mayor cantidad de años posibles con una buena calidad de vida en lugar de tener hijos.

Según las proyecciones de población realizadas por el DANE en marzo de 2023, que tiene en cuenta los años de la pandemia por COVID-19 y sus efectos en el país, la población de Colombia alcanzaría su punto máximo en 2050, con un total de 57,8 millones de personas, y comenzaría a decrecer a partir de 2051. A pesar de los años que aún faltan para llegar a ese momento, esta proyección muestra que el crecimiento en casi tres décadas sería de casi cinco millones de personas, una cifra muy inferior a los 35 millones que se añadieron en las seis décadas entre 1964 y 2024.

La proyección realizada por el DANE también evidencia que la pirámide demográfica del país pasaría de tener una forma piramidal a una estructura mucho más romboide, con una base que abarca a la población más joven y una cúspide que representa a los adultos mayores, ambos de tamaños. similares. De manera más específica, para 2050 se estima que el porcentaje de adultos mayores representará el 25,9 % de la población total, es decir, unos 14,9 millones de personas, mientras que la población menor de 14 años solo representará el 14,8 %, aproximadamente 8,5 millones de personas.

 

Finalmente, el descenso de la natalidad en Colombia no es un fenómeno aislado, sino que refleja una tendencia global que se observa también en países como Japón, Italia y Alemania, donde las bajas tasas de natalidad y el envejecimiento de la población representan grandes desafíos para sus economías y estructuras sociales.

 

En países con tasas de natalidad muy bajas, como Italia, las políticas públicas se han centrado en fomentar el aumento de nacimientos mediante incentivos económicos y sociales, reconociendo que un declive poblacional sostenido impacta negativamente el crecimiento económico y la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social. 

 

Si observamos el contexto histórico, hasta hace menos de un siglo, las mujeres no tenían voz ni voto en asuntos que afectaban sus cuerpos y su vida reproductiva. En Colombia, como en muchos otros países, el acceso a derechos fundamentales para la mujer, como el voto (concedido en 1954), la educación superior y la planificación familiar (a partir de la década de 1970), son avances relativamente recientes en comparación con la larga historia de la humanidad. Por lo tanto, la disminución de la natalidad también puede entenderse como una respuesta a un sistema patriarcal estructural que, por siglos, las obligó a limitarse a ser madres y cuidadoras. Hoy, las mujeres colombianas están redefiniendo esos roles y ejerciendo su derecho a decidir libremente sobre su maternidad.

 

El descenso de la natalidad en Colombia no debería interpretarse únicamente como un desafío demográfico, sino como una manifestación del empoderamiento femenino y de cómo las mujeres están eligiendo su propio camino. A través de estas decisiones, cuestionan las normas que las restringían y buscan una vida donde la maternidad sea solo una de muchas posibles facetas de su identidad. La realidad de hoy refleja un cambio social profundo que exige una respuesta sensible por parte de las políticas públicas. Es necesario garantizar que las mujeres tengan acceso a los recursos necesarios para que sus decisiones sean verdaderamente libres y respetadas, sin presiones económicas o sociales que las condicionen. Así, el descenso en la natalidad es un avance en la igualdad de género, donde las mujeres priorizan sus proyectos de vida y su desarrollo personal antes de ajustarse a expectativas sociales heredadas, un fenómeno que invita a reflexionar sobre la necesidad de un enfoque más amplio y justo en las políticas demográficas del país.

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